Para fundar se necesita un sueño... y algo más



¿Qué habrá soñado Tomás de Rocamora aquella noche de San Juan de 1783? ¿Qué habrá soñado, tiritando de frío sobre el catre de cuero en su tienda de campaña? ¿Qué laberintos habrá recorrido su imaginación, las manos doloridas y sangrantes por los trabajos de la tala y el desmonte? ¿Qué miedos le acecharon junto al lecho apenas tibio aquella Noche de San Juan antes de cumplir con las ordenes del Virrey y del Obispo? ¿Qué habrá soñado Don Tomás aquella noche de San Juan, las hogueras casi muertas, la noche negra, las estrellas heladas, el silencio fúnebre? ¿En qué selvas floridas de imaginación encontró consuelo el Nicaragüense atrevido, valiente y celoso de su misión? ¿Qué ríos de arenas doradas y aguas transparentes arrullaron los sueños del Capitán de Dragones de Almanza en la fría noche de San Juan de 1783? ¿Qué habrá soñado Don Tomás de Rocamora, el uniforme raído y el sexo cansado, en la pobre tienda de campaña de un pobre virreinato en el fin del mundo? ¿Se habrá sentido Hernán Cortez entrando en Tenochtitlan o Pizarro fundando la ciudad de los Reyes de Lima o Jerónimo Luís de Cabrera trazando Córdoba de la Nueva Andalucía? ¿O su sueño se habrá conformado con ser Juan de Garay repoblando Buenos Aires? ¿En qué habrá soñado Rocamora aquella noche seguro de que jamás habría para él un lienzo policromo que recordara lo que habría de hacer al día siguiente? ¿En qué habrá soñado el Capitán de Dragones Don Tomás de Rocamora, Comisionado de Su Excelencia el Virrey Don Juan José de Vértiz y Salcedo la noche de San Juan de 1783 antes de que el sol del nuevo día quebrara la niebla y los mojones de palo a pique dejaran adivinar la cuadrícula y las tiendas de campaña armadas con lienzos y cueros en las manzanas donde mañana habría ranchos de adobe y paja con cercas de palos y pasado casas de ladrillos y tal vez, algún día, un edificio de departamentos, una basílica, un bar y un colegio? ¿Y en qué soñaban esa noche los soldados, los negros, los indios, los peones, los contrabandistas, los gauchos matreros y las señoras, las mulatas y las chinas y las putas, ateridos de frío, consumidos por el cansancio de ganarle un pueblo al monte, los cuerpos yacientes y amontonados junto a las hogueras que apenas alumbran y apenas calientan, en la Noche de San Juan de 1783? ¿Y qué sueño yo, el tiempo detenido en mi ventana, el perfil gris de la ciudad vieja en una mañana de invierno, los ojos abiertos, el corazón apretado, la rabia contenida, los sueños censurados? ¿En qué soñaré esta noche de San Juan de 2007, justo antes de que salga el sol, justo antes de ir a la plaza y al cerrar los ojos ver a Don Tomás de Rocamora la espada en alto, las banderas al viento, la cruz a un lado, el rollo al centro, los hombres, las mujeres y más allá la nada, el monte, el río, el cielo… las palabras sagradas, la invocación a Dios y el alumbramiento: “…en el nombre de Su Majestad don Carlos III fundo esta villa que llevará el nombre de la Purísima Concepción de María a orillas del Río Uruguay, hoy veinticinco de junio del año de Nuestro Señor de mil setecientos ochenta y tres...”? ¿En que podré soñar después de abrir los ojos, cuando el recuerdo se esfume como desaparece una nube o se derrite la escarcha; cuando mis ojos vuelvan a ver lo que falta, lo que se destruye, lo que no se levanta, lo que no se sueña y lo que no se ama? Porque antes de ser Concepción del Uruguay, fuimos un sueño y varios sueños. Pero de pronto, en algún laberinto del tiempo dejaron de soñarnos y nosotros abandonamos los sueños. ¿En que soñaba don Tomas de Rocamora, en qué soñamos…? Lo escribí a pedido de 20Diez en 2007. Hoy lo vuelvo a leer y creo que le faltó agregar que también necesita del amor de sus habitantes y de la acción de su gente y de la decisión de quedarse en ella a construir y a refundar que es al fin de cuentas el modo en que se materializan los sueños. Membrillo G. En noviembre agobiante de 2009.

5 comentarios:

Sabina dijo...

"...manzanas donde mañana habría ranchos de adobe y paja con cercas de palos y pasado casas de ladrillos y tal vez, algún día, un edificio de departamentos, una basílica, un bar y un colegio?.." Excelente Gabi! yo hubiese querido tenr un profe de historia como vos en el colegio.
Gracias a tu relato puder "ver" a Don Tomás de espaldas a mí, mirando estas tierras; imaginando un nombre. Sin duda les tocó el más bello.
¿Qué habrá soñado ese hombre? me dejaste pensando... qué cosas se le cruzarían por la cabeza si pudiera ver lo que son hoy aquellas villas, su gente sin sueños, su gente con sueños..

MEMBRILLOS. P.P.I. dijo...

Gracias Sabi... pensar que con todo lo que tenemos a veces hasta a nosotros se nos hace difícil soñar y sin embargo creo que Don Tomás fue un soñador a lo grande.
Buena semana.
Membrillos G.

MEMBRILLOS. P.P.I. dijo...

Gracias Sabi... pensar que con todo lo que tenemos a veces hasta a nosotros se nos hace difícil soñar y sin embargo creo que Don Tomás fue un soñador a lo grande.
Buena semana.
Membrillos G.

Marbot dijo...

Recuerdo que en aquel 2007 la mamá de José me contó que le había leído este texto a su gurí más chico y así había entendido más cuando desde la escuela lo habían mandado a estudiar la fundación de la ciudad :)

MEMBRILLOS. P.P.I. dijo...

Hey Mario... que honor eso que contás. Me alegra. Gracias.