Otra historia en la historia del Colegio del Uruguay (a 160 años de su fundación)




"Todo se nos deshace entre los dedos

Pero tú permaneces, sin embargo,

Invencible cristal, Viejo Colegio”

Córdova Iturburu

Sobre el fin del año y la proximidad del egreso de una nueva promoción se repiten los balances, se renuevan las miradas y vuelve a escucharse la pregunta que ya se hacían muchos durante las fiestas del sesquicentenario: ¿Será este el último año de rectorado del profesor Eduardo Julio Giqueaux? ¿Tomarán las autoridades políticas la decisión de jubilarlo? ¿Privilegiarán una vez más a la persona por sobre las instituciones? ¿Cómo hace un hombre que llegó a su cargo en plena dictadura para sostenerse en su puesto luego de veinticuatro años de democracia?


Las fotografías son más que elocuentes. El hombre que apenas pasa de los cuarenta años sonríe satisfecho y acompaña al visitante y a su comitiva a recorrer las galerías. Cualquiera podría afirmar que las celebraciones del centésimo trigésimo aniversario de la fundación del Colegio del Uruguay eran momentos de exaltada alegría como para detenerse a discutir los nombres de los ilustres visitantes. Tal vez tuvieran razón si ese visitante no fuera nada más y nada menos que el dictador más cruel que registra la historia nacional.

Corría el año 1979 y el profesor Eduardo Julio Giqueaux, de distinguida reputación académica y sobrino del entonces intendente de facto, asumía la rectoría titular del Histórico Colegio. En ese carácter le tocó presidir los festejos del 130ª aniversario y en consecuencia recibir al entonces presidente de la república Jorge Rafael Videla.

Pero no sería la última vez que tendría la oportunidad de abrirles las puertas del Colegio a las máximas autoridades del país. Llegada la democracia pudo recibir al Dr. Raúl Alfonsín y también a Carlos Saúl Menem.

En cada caso las fotografías de rigor, las sonrisas.

Una profesora del Colegio que pidió se reserve su identidad accedió a responder algunas cuestiones.

¿En que año ingresó en el Colegio del Uruguay?

“Ingresé al Colegio en el año 1979 en el mes de octubre. Cuando yo ingresé el Rector Giqueaux ya estaba ocupando ese cargo. Tenemos que considerar que fue en la época de la dictadura militar y su tío era intendente de la Ciudad de Concepción del Uruguay

¿Se asocia la llegada de Giqueaux para ocupar el cargo de rector del Colegio con la dictadura?

En general en la memora colectiva es lo que está establecido, ya desde aquella época. Esto no significa que uno no considere su preparación académica que, sin duda, la tenía y la sigue teniendo, pero en la memoria colectiva quedó instalada la primera situación.

¿Cómo era el Colegio en la época de la dictadura?

El Colegio en esa época era un colegio organizado, porque vamos a convenir que en el modelo bipolar de mundo tenía una organización, es decir, podemos discutirlo desde distintos puntos de vista… Pero las pautas eran pautas claras, una organización verticalista, con una normativa clara que, por supuesto, había ajustarse a ella. En ese entonces no teníamos la posibilidad que tenemos hoy nosotros de discutir una normativa. Pero también tenía que ver con nuestra formación, en mi caso particular estuvo hecha en plenas dictaduras militares, salvo los primeros años de le escuela primaria donde hubo gobiernos democráticos, pero después fue una sucesión de dictaduras militares, por lo tanto mi formación tiene que ver con ese modelo y la formación de todo el personal por aquel entonces. En esa época el Colegio era una institución de prestigio, realmente apuntábamos a una excelencia en la parte del desarrollo del conocimiento, la parte científica. En parte de formación del personal y del alumno estábamos ajustados a ese modelo.

¿Cómo era la actitud del Rector en esa época de dictadura?

Yo del rector tengo que reconocer que el tuvo una continuidad en cuanto a como él se presentó dentro del Colegio. Incluso recuerdo que en cuanto al manejo interno una vez que ingresó, flexibilizó muchas normas internas. Por su puesto, eso fue bien visto por algunos y mal por otros. Pero en algunos lugarcitos del Colegio se lo criticaba precisamente porque era una persona, que a diferencia de lo que pasa hoy, salía al patio, conversaba con los alumnos, flexibilizó mucho el tema de las medidas disciplinarias, todo en esos años. En eso él fue un avanzado y esa conducta Giqueaux la mantuvo siempre, a pesar de que las reglas eran muy estrictas.

¿La actitud de Giqueaux fue cambiando en 30 años?

Los cambios se observan en los últimos años. Yo divido a la gestión Giqueaux dentro del Colegio en dos momentos. En la década del 80 el Colegio creció porque las carreras terciarias nacieron en aquella época y con ellas empezaron las carreras de Turismo, Analista de Sistema, Museología, Bibliotecología,… es decir, que en cuanto al nivel académico el nivel creció y soy conciente de que eso se manifestó no sólo en Concepción del Uruguay, sino en todos los departamentos lindantes, porque ese crecimiento académico del Colegio fue un polo de atracción para cientos de estudiantes de las ciudades vecinas, incluso de jóvenes de la República Oriental del Uruguay. En esta etapa el Colegio fue de pleno crecimiento y en ese momento su gestión era de mucha apertura hacia el alumnado, hacia el personal y por supuesto eso cedió.

Lo que pasa es que los últimos años, lógicamente, todos coincidiríamos supongo yo que el tema de permanecer muchos años en una misma función desgasta, crea un sistema de relaciones a veces de favores y lógicamente los años se nos vienen encima a todos. Siempre recordando que su formación y su capacidad mental es extraordinaria, pero en su necesidad personal de mantenerse en el cargo, ha producido una negación a esta nueva generación de estudiantes, docentes y del nuevo perfil de educación, porque tampoco tenemos que perder esa situación. Creo que el rector perdió la perspectiva de continuar con esa transformación que él empezó en el Colegio, que hubiese sido fantástica si, probablemente, el le hubiera dejado la posta a personas que se ajustaran más a este mundo.


En casi treinta años cambió el país, cambió el mundo y cambió el Colegio.

Las transformaciones no fueron todas positivas y el Colegio del Uruguay entró en una espiral de decadencia que se hace más evidentes cuando quienes dan cuenta de ellas son los propios alumnos, como Lucas que escribió: “…en la actualidad se encuentra en decadencia o un estado lamentable… hay falta de autoridad y a su vez sería bueno que tenga un cambio de aire en su rectorado que a mi criterio ya lleva demasiados años el mismo hombre, ese hombre que conocí recién en mi tercer año en el Colegio ya que su presencia en el turno tarde es casi nula…”

Mientras tanto el Rector del Colegio continúa en su cargo mas allá de los recambios políticos e institucionales que se han dado en todos los ámbitos. Continúa incluso, cuando ha superado ampliamente los años de servicio y de edad que la ley establece para acceder a los beneficios de la jubilación. Continúa a pesar de que desde algún rincón oscuro de nuestra historia alguien le señale aquella sonrisa junto a Videla.


¿Hubo un ensayo de democratización del Colegio?...

Vos lo dijiste bien, un ensayo, un intento. Lamentablemente creo que ha quedado en el intento porque en la democratización del Colegio ese intento ya se dio cuando nosotros pasamos a la UADER en el año 2000. El Colegio es transferido del Consejo General de Educación al ámbito de la Universidad que es la UADER. Por aquel entonces también se hizo un consejo donde se eligieron a los colegas para representar a los docentes, no docentes y alumnos. Quien presidía este consejo era el rector del Colegio, se reunía cada 15 días con el Rector de la universidad, quien por aquel entonces era Luis González. Posteriormente, cuando el justicialismo retoma el poder en la provincia el Colegio es transferido a la Facultad de Gestión, entonces la relación con el Decano era muy buena. También existió un consejo dentro del Colegio, sin embargo, el enfrentamiento por cuestiones personales entre nuestro rector (Giqueaux) y el Decano Bagnato, el Colegio quedó prácticamente separado, es decir, aislado y pasó a depender del rectorado, como es actualmente. Lo cierto es que este consejo, ésta comisión asesora que existe hoy, elegida democráticamente tiene muchísimas dificultades de funcionamiento, porque quien encabeza esta comisión es el rector Giqueaux, este es un ejemplo de que la democracia no existe. Aclaro que la comisión es asesora, pero no tiene poder de decisión, que las decisiones son del rector. Entonces lo que puede hacer esta comisión es muy poco.

¿Usted cree que el problema fundamental por el que no hay un cambio profundo en el Colegio es la permanencia del rector Giqueax?

Yo creo que si. Es una persona que es una pena, pero que ha priorizado sus propias necesidades personales por sobre las institucionales. Él sabe cuales son las necesidades del Colegio. Lo lamentable es que estamos “dentro de casa”, conocemos realmente la situación las personas que estamos dentro. Porque hacía afuera lo que se representa es otra cosa, tal vez el problema está en nosotros mismos, hemos querido proteger tanto a la institución que finalmente hemos quedado atrapados en nuestras propias decisiones.

¿Por qué nadie se ánima a investigar a Giqueaux?

Eso lo desconozco. Es verdad de la continuidad del profesor Giqueaux, pero acá hay responsabilidades políticas. Son decisiones políticas las que vienen ahora, entonces en los próximos años veremos cuales serán las decisiones que se van a tomar en Paraná con respecto al Colegio. Si el Colegio realmente interesa, creo que va a tener que tomar alguna decisión. Sino continuaremos por muchos años más. Lo que ocurre, y en esto soy bastante oscura, en realidad no queremos mejorar la educación. En el fondo es eso, si nosotros quisiéramos mejorar la educación los cambios serían muchísimos más profundos. Los cambios para que realmente repercutan tienen que ser profundos, no pueden ser de maquillajes. Esa es la cuestión.

¿Cómo está el Colegio hoy por hoy?

Hoy el Colegio está en crisis. Pero todas las instituciones están en crisis, los demás colegios y escuelas también tiene crisis. Estamos en esta situación también por culpa, de la crisis social, económica, política y de valores, que espero podamos ir resolviendo. Interiormente el Colegio debe tener cierta autonomía para salir de la crisis. Hubo algunas cuestiones que el Colegio si pudo resolver, como por ejemplo, tener profesores itinerantes para cubrir las horas libres que los colegios que dependen del CGE no lo tienen, tener proyectos de recuperación de saberes, de tener una área de extensión , es decir, que el Colegio puede tomar decisiones en cuanto a determinados perfiles. El tema del Colegio hoy pasa por un problema de gestión interna. Y acá la fundamental cuestión es la continuidad del rector, esa necedad de Giqueaux a continuar frente a una institución que necesita urgente resolver estas cuestiones.

¿Cómo toma Ud., como docente cuando el rector Giqueaux usa la frase “me van a sacar del Colegio con las patas para adelante”?

Con mucho dolor; primero por supuesto por él, porque después de tantos años creo que sería la peor forma de irse del Colegio; y segundo por la institución. Yo creo que la institución está perdiendo momentos muy importantes, es decir, la institución está en el momento de producir el cambio y no lo produce porque él piensa en las apetencias personales, por sobre las institucionales. A esto hay que agregarle que acá más allá del rector hay responsables políticos. Para la mayoría de la sociedad hoy se sabe cual es la situación institucional del colegio y los políticos también la conocen. Entonces yo para eso si no tengo respuesta.



El “Cristal Invencible” al que le cantaba Córdova Iturburu se ve frágil y a punto de quebrarse. Para muchos es difícil sentirse orgullosos del Viejo Colegio. Otros prefieren callar y muchos enhebran esperanzas. Como bien expresara alguien, es difícil hablar del Colegio y no hablar de Giqueaux. Su nombre esta asociado a grandes momentos y también a la decadencia. En tanto no se ven acciones concretas desde el gobierno para devolverle al heredero de Urquiza su esplendor.

¿Pasará a ser el Colegio del Uruguay otro de los sueños perdidos de Concepción del Uruguay?


Manuel Carpenco y Gabriel Pérez para la cátedra del Lic Adrián Pino

Concepción del Uruguay, 9 de noviembre de 2007.-

Facultad de Ciencias de la Comunicación y la Educación – Universidad de Concepción del Uruguay

Las fotografías corresponden a Archivos Privados y a La Voz del Histórico – Nº 1 Octubre de 1979




1 comentarios:

Celia dijo...

Simplemente excelente!!!! La mejor historia que he leído en los últimos tiempos del Colegio del Uruguay. Por original en primer término, realista y por ser contada "desde adentro", esa es la gran diferencia !!
Felicitaciones por comprender que "la historia" la construimos cada uno y todos los días y por ello también podemos, si estamos dispuestos, a
" cambiar rumbos" que parecieran estar predestinados...Cariños.Celia