Volantazo violento a la derecha




Una leyenda urbana cuenta que dos viejos caudillos uruguayenses del radicalismo y del peronismo se prestaban afiliados y punteros cuando había internas, de modo tal de permanecer en el poder sólo ellos dos. Tal vez sea nada más que una leyenda pero algún lejano viso de realidad debe tener, en vista de los resultados de los comicios legislativos.

El domingo los entrerrianos (podría decir los argentinos pero prefiero quedarme por mis pagos que para muestra sobra un botón) dieron un volantazo a la derecha que esperemos no los lleve a terminar una vez más dados vuelta en la banquina.

Los grupos que durante demasiados años han detentado el poder en la provincia supieron maquillarse y acomodarse a los nuevos tiempos. Aprovecharon los vientos cargados de disconformidad de un gobierno que se proclama popular pero no termina de decidirse a cambiar las cosas y montaron el zaino de la protesta rural para ofrecerse como los verdaderos intérpretes de las necesidades populares. Con un buen empujón de los grandes medios de comunicación lograron su objetivo. Le doblaron la muñeca a un peronismo dividido por las crisis intestinas y el ajedrez astuto y egoísta del presidente de la Cámara de Diputados provincial, y le sacaron varios cuerpos a las esperanzas de los sectores progresistas encarnados en el Socialismo y otras fuerzas de la diversa izquierda local. Entre Ríos confirmó este domingo su estigma de provincia conservadora y en un ejemplar acto electoral se volcó masivamente a los candidatos campechanos y camperos pero no campesinos del Acuerdo Cívico y Social. Un poco más atrás y sin posibilidades de colocar un diputado, dirigentes y partidarios del PRO (nada que ver con progresismo) celebran la consolidación del partido como tercera fuerza electoral. Allí vivan a Mauricio los chicos que añoran la dorada década del 90 en que corría la pizza y el champaña mientras desaparecía el ferrocarril, y se daba el golpe mortal al aparato productivo nacional. Total un peso era un dólar y todos ellos podían comprarse el auto importado, viajar a Europa y celebrar el ingreso de la Argentina al primer mundo. Los monopolios informativos, el odio atizado desde las pantallas de la tele contra el matrimonio presidencial y los errores (¿errores? –Lea el artículo anterior-) del justicialismo se transformaron en la pócima perfecta para que el pueblo decidiera debilitar la hegemonía K en la Cámara Baja nacional. La elección un ejemplo doble. Por la corrección y la transparencia y por el pronunciamiento de un pueblo que empieza a dejar de ser borrego de los punteros de siempre.

La convicción es que los ganadores no representan en absoluto los intereses de los sectores populares. No representan ni a los maestros ni a los peones ni a los obreros.

¿Qué duda cabe? Representan a los medianos y grandes productores agropecuarios comprometidos con la patria sojera que contamina nuestras aguas, nuestros suelos y desmonta nuestros bosques nativos.

Mientras tanto el peronismo fiel a su instinto de conservación sabrá rearmarse con los de adentro y los de afuera y volverá a dar batalla en 2011.

En el medio quedan las esperanzas y los sueños de miles de entrerrianos que se jugaron a un cambio que no cambia nada, de golpe y sin cinturón de seguridad.

Ojalá no seamos otra vez el pato de la boda.

2 comentarios:

Federico Fernández Reigosa dijo...

...hay fotos del Pato de la Boda!?Hace cuac...?! EH? Desmitifiquen...hace cuac?!

Sabi dijo...

Me da rabia que el voto-bronca lleve a esto y que la gente no haya alcanzado a pensar en otra alternativa, una 3era o cuarta. Pisoteando la bandera de la izquierda los K se mandaron sus mocos y la gente qué hizo.. volanteó para al derecha, qué pena.