25 años frente al espejo



Pretendo ser sincero lo que equivale en este tema a ser políticamente incorrecto. Elijo ese camino. Escribo en primera persona como me enseñaron que no debía hacer y me meto a hablar de la democracia cuando está cumpliendo 25 años.

Empezaré por decir que desconfío de que el pueblo argentino sea un pueblo de profundas tradiciones democráticas. Doscientos años de intolerancias y de aniquilamientos mutuos abonan mi pensamiento. Demasiadas muertes que no se pueden justificar por la libertad ni por la justicia ni por la república. Creo, entonces que cada tanto, el pueblo argentino se ha permitido un gesto de tolerancia para vivir en democracia. Ojalá y este último sea eterno.

En segundo lugar diré que no creo en la epopeya del pueblo que tras años de insistente lucha en contra de la dictadura recuperó sus libertades. Hermoso para un discurso o para el jardín de infantes. Me quedo con la triste realidad de que a la democracia la perdieron los militares más de lo que la ganamos los civiles. En esto tampoco tendremos una lectura única.

Veinticinco años después la democracia se me parece como un maravilloso espejo maldito para lo peor de los argentinos. Debo explicarme. Quiero decir que este sistema tiene la fascinante y aterradora virtud de reflejarnos. De un lado nosotros y del otro el gobierno. Frente a frente en un juego de espejos rotos o mágicos. Lo que sobra en una imagen es lo que falta en la otra o lo que de un lado es pequeño en el espejo se multiplica. La hipocresía escondida de un lado brilla en el otro.

Porque si ellos están allí, en el poder, en el gobierno, en la banca o en el tribunal es, porque nosotros elegimos estar aquí. Me incluyo. Hace unos días en la penúltima sesión de la Convención Constituyente de Entre Ríos no podía sobreponerme a la nausea que me causaba ver tanto político, asesor, y asesor del asesor empeñado en hacer de la obsecuencia casi un arte. Pero, nobleza obliga, ellos estaban allí porque yo me resguardo en mi cofre inmaculado de ciudadano que no se mete en política porque eso es cosa sucia. Tal vez cambie algún día.

Y en el juego de los espejos la democracia nos ofrece ampliadas nuestras miserias más abyectas, las peores de todas, las pequeñas, las de todos los días, esas que por cotidianas ya no distinguimos. Las que desempeñadas por los funcionarios del Estado se transforman en negociados, corruptelas y estafas de toda laya. ¿De dónde creen ustedes que salen los políticos? ¿De un canasto? Nacen, crecen y juntan sus adhesiones entre nosotros y allí sacan lo mejor y también lo peor de nosotros.

Pero verse al espejo es reconocerse. Es encontrar la imagen real. Es descubrir la esencia y la identidad. Es decir, es la forma de comenzar a cambiar. O al menos de considerarlo.

Apenas han pasado veinticinco años. En los oídos de muchos aun resuenan las marchas militares. Tenemos una democracia que apenas empieza a dejar su adolescencia y que cada tanto manifiesta signos de madurez: Las ideas políticas ya no dividen familias ni amigos en la argentina. Celebro eso. La sociedad es mucho más tolerante que hace treinta años y hoy se atreve a discutir cuestiones de sexo, derechos de tercera generación o la posibilidad de abrir el debate parlamentario en torno de la legalización del aborto. También celebro esa tolerancia. Hacemos esfuerzos por conjurar los fantasmas del pasado y damos marcha atrás en decisiones equivocadas para rectificarnos. También me alegra. En suma, estamos creciendo. Creciendo en democracia que no significa crecer derechito sino a los tumbos y dando vueltas. Así me gusta más.

Estamos celebrando veinticinco felices años (atrévase a rehacer el balance y verá que han sido felices. Ponga arriba de todo el bienestar general). Y seguimos cantando (¿no es así María Elena?)

Lo que sigue, como lo que supimos conseguir, es responsabilidad de todos. Suya también.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fuera de tema: Encontré tus anteojos, mañana te los traigo a la radio, bajás un segundo y volves a ver la vida color de rosa.

Chuli! dijo...

wiiiiiiiiiiiiiii!!! encontraron los anteojos de Gaby!!!! jajaja!

Che, tremenda inspiración, para que hablemos justo de un inepto, irresponsable (de los que no sirven, justamente, para crecer en democracia), como el niño que manejaba el gol.
En fin, entré porque entre pocas cosas que me acuerdo del sábado a la noche :S está una imagen tuya diciendo: "en Membrillos hay algo sobre los 25 años de democracia!"... Genial. El post, obvio! Coincido, profe! ;)

Anónimo dijo...

Me gustó la nota, lástima que la demorcracia es para algunos. Lamento que haya gente que ejerza poder sobre otros y en una democracia que haya esclavos y los derechos no sean valorados para todos, y de esto todos somos responsables, me parece que hay muchas cosas que no se están haciendo bien.
Pero como decís, recién está saliendo de la adolescencia, pero para cuando la democracia se vista de blanco y celeste en este país, creo que ya estaré sepultado.
SALUDOS MEBRILLOS!