En C. del U. siempre hay algo para hacer



En tanto azul de primavera es saludable hacer un alto para disfrutar de las flores que crecen, cada tanto, entre la maleza.
En algo menos de una semana Concepción del Uruguay asiste, más o menos interesada, más o menos indiferente, a varias fiestas de la cultura. La inauguración de una excelente muestra fotográfica en “La Folie” de calle 21 de noviembre 23; el Festival Nacional de Cine y Video que organizan la Universidad de Concepción del Uruguay y la empresa Proyecta; el V Encuentro Provincial de Escritores organizado por el Rectorado de la UNER y la filial del Río Uruguay de SADE. Todo eso y más. Se multiplican las muestras de arte, permanentes o transitorias, de museos, galerías y salones que exhiben pinturas, cerámicas y fotografías. Los encuentros literarios, las proyecciones cinematográficas, las charlas, las conferencias y los conciertos o las audiciones de la Escuela de Música “Celia Torra”; las obras de teatro y hasta una Maratón Nacional de Lectura a la que desde hace un año adhiere la biblioteca “Alberto Larroque” del Colegio del Uruguay.
De lunes a lunes es posible elegir un evento cultural diferente, casi todos gratuitos y de buena jerarquía. Hace menos de un mes actuaba en la Basílica en forma gratuita la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos. El sábado 18 de octubre lo hará, también gratuitamente, la Orquesta Sinfónica Nacional. Ingratos son los que acostumbran a decir que en Uruguay no pasa nada sólo porque no son capaces de ver más allá de sus narices o porque van por la vida con el prejuicio de que los actos culturales no son divertidos o no son para los jóvenes. Es verdad, hay poca gente de menos de treinta en algunas inauguraciones pero, al fin y al cabo son los más jóvenes los que eligen dejar esos espacios vacíos por prejuicio, por ignorancia o por ambas cosas. En fin, quien no concurre se pierde varias cosas. Pierde el placer del arte por el arte, pierde la posibilidad de crecer desde los sentidos y desde las emociones, pierde un espacio social, pierde un ámbito para reflexionar y repensar la cultura, se pierde el vino o el cafecito de rigor y, finalmente, se pierde el derecho de decir que en Uruguay no pasa nada.
Entre tanto politiqueo que invadió la ciudad en estos históricos y constituyentes días no deja de ser un alivio saber que hay mucha gente que trabaja y seguirá trabajando para que nuestra ciudad continúe siendo la perla cultural de Entre Ríos.
La manchita: la impuntualidad congénita de los uruguayenses que es una falta de respeto suprema y un hábito muy difícil de erradicar. Ojalá algún día algo empiece a la hora señalada. No es casualidad que casi todos los grandes relojes públicos estén parados en otros tiempos. Pero esa es otra nota.

1 comentarios:

Chuli! dijo...

"El paraíso perdido..." Gracias por lo comentarios sobre el documental, Gaby. Esfuerzo y dedicadación hubo al menos. je!